Me preocupaba profundamente descubrir que la ropa que había estado comprando causaba pobreza y dolor a millones de trabajadores de la industria de la moda. Fue uno de esos momentos revolucionarios, contemplar un vestido trendy de Zara o H&M y preguntarme cómo puede ser una cosa tan bonita producto de un sistema de explotación, malas condiciones de trabajo e incluso la muerte. Fue en ese instante que decidí cambiar mis hábitos de compra, y espero poder inspirarlos a hacerlo también.

Si eres nuevo en la moda ética, lo primero que debes hacer es entender cómo se produce la ropa en el mundo y qué puedes hacer de para cambiar lo que no te gusta. Documentales como The True Cost, actualmente en Netflix, te abrirán los ojos ante la difícil situación que sufren muchas personas porque estamos acostumbrados a comprar ropa barata sin conocer las consecuencias.

El siguiente paso es decidir dónde está tu propia ética. ¿Quieres buscar telas ecológicas? ¿O tal vez solo comprar de marcas que protegen los derechos de los trabajadores? Hay tres descriptores clave en el paraguas de la moda ética, y cada uno representa algo diferente:

• Moda lenta (Slow Fashion): prendas que no se rigen por tendencias de temporada, por lo contrario, son clásicos y piezas de inversión que duraran años.
• Moda sostenible (Sustainable Fashion): ropa hecha de materiales y prácticas amigables con el planeta, como materiales reciclados y textiles orgánicos.
• Moda ética o justa (Ethical Fashion): ropa que paga un salario justo a sus productores, trabajadores de la confección, etc.

Idealmente, busco los tres en la ropa que compro, pero utilizo la moda ética como punto de partida.